En esta entrevista intentamos analizar inquietudes y previsiones para el mercado laboral en 2025 desde el punto de vista de María Luz Pomares como psicóloga especialista en Inteligencia Emocional.
¿Cuáles son los principales cambios que prevés en el mercado laboral para 2025?
El 2025 será un año de grandes ajustes en el mercado laboral. La inteligencia artificial y la automatización seguirán ganando terreno, pero lo que más me llama la atención es cómo las empresas tendrán que rediseñar los roles para adaptarse a este avance tecnológico. También creo que el modelo híbrido o remoto se consolidará aún más, porque hemos aprendido que la flexibilidad es clave tanto para las empresas como para las personas.
¿Qué habilidades crees que serán más valiosas en el futuro cercano y cómo se pueden adquirir?
Lo que marcará la diferencia en el mercado laboral serán las habilidades blandas. La creatividad, la capacidad de adaptarse a los cambios y, sobre todo, la inteligencia emocional serán imprescindibles. Además, aprender de forma constante será un hábito necesario, no una opción. Para adquirir estas habilidades, recomiendo salir de la zona de confort: probar cosas nuevas, asumir retos, pedir feedback, y sí, apuntarse a cursos o talleres, pero sobre todo aprender de la práctica.
¿Qué consejos darías a alguien que busca cambiar de carrera o sector en 2025?
Lo primero es mirar hacia adentro: entender qué te mueve, qué te apasiona y qué valor puedes aportar. Es importante investigar a fondo los sectores que te interesan, pero también hablar con personas que ya trabajan en ellos. Y algo fundamental: no tengas miedo de empezar de nuevo. He visto a muchas personas redescubrirse profesionalmente y crecer en direcciones que nunca imaginaron.
¿Cómo afecta la economía global a las perspectivas laborales en tu sector?
El bienestar y el desarrollo organizacional suelen ir de la mano de la economía global. Cuando la economía va bien, las empresas invierten más en el desarrollo de sus equipos; cuando no, estas áreas se ven más restringidas. Sin embargo, creo que estamos en un punto donde las empresas están entendiendo que cuidar a las personas no es un gasto, sino una inversión estratégica.
¿Qué miedos comunes observas entre los profesionales que buscan nuevos retos laborales?
El miedo a no estar a la altura o a no adaptarse a nuevas tecnologías es algo que escucho constantemente. También existe el temor de perder estabilidad económica. Siempre les digo a mis clientes que estos miedos son normales, pero que no deben paralizarlos. Lo importante es dar pequeños pasos, prepararse y no compararse con los demás. Cada uno tiene su ritmo.
¿Cuáles son los principales desafíos que enfrentan las empresas para atraer y retener talento en 2025?
Las expectativas de las personas han cambiado mucho. Ya no basta con ofrecer un buen salario; ahora buscan sentirse valoradas, tener un propósito y disfrutar de flexibilidad. Las empresas que no se adapten a estas demandas lo tendrán complicado. Pero las que lo hagan, y además construyan culturas organizacionales fuertes, tendrán una ventaja enorme.
¿Cómo están adaptando las empresas sus políticas para apoyar un equilibrio entre vida laboral y personal?
Muchas empresas están apostando por políticas más humanas: horarios flexibles, días remotos, programas de bienestar emocional… Estas iniciativas están marcando la diferencia. He trabajado con empresas que implementaron medidas sencillas, como pausas activas o coaching grupal, y los resultados han sido impresionantes, no solo en el bienestar de los empleados, sino también en su productividad.
¿Qué estrategias están implementando las empresas para gestionar la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo?
Las empresas que realmente están comprometidas con la diversidad van más allá de las palabras. Están formando a sus líderes, estableciendo objetivos claros y creando espacios seguros donde cada persona pueda expresarse libremente. Cuando se trabaja bien la inclusión, no solo mejora el clima laboral, sino que también surgen ideas más innovadoras, porque se escucha a más voces.
¿Qué impacto tiene la tecnología en la estructura y cultura de tu empresa?
La tecnología está cambiando todo: desde cómo trabajamos hasta cómo nos comunicamos. Las estructuras más jerárquicas están desapareciendo, dando paso a modelos más ágiles. Pero también plantea un reto: cómo mantener la conexión humana en un entorno tan digital. Siempre insisto en que, aunque tengamos las mejores herramientas tecnológicas, no podemos olvidarnos de cuidar las relaciones humanas.
¿Cómo evalúan las empresas el potencial de los candidatos más allá de sus cualificaciones y experiencia laboral?
Hoy en día, las empresas valoran mucho las habilidades blandas: cómo te comunicas, cómo trabajas en equipo, cómo afrontas los retos… Por eso, los procesos de selección están cambiando, incluyendo dinámicas y casos prácticos. He visto a candidatos destacar por su actitud y capacidad para adaptarse, más que por su currículum. Eso dice mucho de lo que buscan las empresas ahora.
¿Qué políticas o iniciativas consideras más efectivas para mejorar el bienestar y la satisfacción laboral?
Las iniciativas más efectivas son aquellas que muestran que la empresa se preocupa de verdad por sus empleados. No solo se trata de horarios flexibles o programas de desarrollo, sino de construir una cultura donde las personas se sientan escuchadas y valoradas. Al final, la confianza y el reconocimiento son las bases de cualquier política de bienestar que funcione.
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