Arrancamos este capítulo hablando del burnout y cómo podemos evitarlo.
El burnout es un tipo de estrés laboral, que se debe en gran parte a:
- La sobrecarga de trabajo o trabajos muy monótonos
- Horarios de trabajo excesivos
- Elevado nivel de responsabilidad
- Puestos relacionados con atención al público, clientes
- Tareas pendientes que originan gran ansiedad continua
- Y, por último, se debe a aquello que comenzó como una motivación, pero que sin embargo acaba en un sufrimiento excesivo para la persona
Por su parte, los síntomas del burnout son:
- La fatiga y el agotamiento físico y mental
- Falta de motivación y energía
- Bajo rendimiento y eficacia
- Distanciamiento (trabajo, clientes equipo)
- Y la irritación, debido a la pérdida de ilusión por el trabajo.
Otros síntomas son:
- Pérdida de la autoestima y la propia valía
- Irritabilidad, intolerancia, paciencia…
- Dolor de cabeza, insomnio, mareos…
- Pérdida de fuerza física
- Somatizaciones
- Alcoholismo, adicciones y depresión
En una encuesta realizada en Statista en la que se preguntaba a los ciudadanos sobre que ayudaba a evitar el burnout en el trabajo… el 61 % de los encuestados contestó que “la estabilidad familiar” era la mejor forma para evitar el estrés laboral. A esta, le siguieron el hecho de hacer ejercicio y el tener una afición. Por el contrario, consideraron que el hecho de tener compañeros agradables en el trabajo no influía en este aspecto.
El burnout es algo que se puede evitar. Para ello, debemos:
- Disponer de flexibilidad en todas las áreas
- Tener seguridad y confianza
- Percibir menos amenazas por parte de nuestros superiores
- Ser asertivos
- Y, por último, tener la capacidad para ser resilientes.
Por su parte, si queremos ejercer el control de nuestras emociones en el entorno laboral, debemos tener un balance entre nuestra vida laboral y personal, con el objetivo de alcanzar todas las metas que nos hayamos propuesto.
En cuanto al estrés, podemos decir que es el conjunto de reacciones fisiológicas que surgen ante cualquier demanda que supera nuestra capacidad adaptativa.
Está formado por tres fases:
-Fase de alarma: Caracterizada por padecer síntomas fisiológicos, aumento de activación del organismo, aumento de defensas frente al estímulo al que no está adaptado.
-Fase de resistencia: Adaptación del organismo al estresor.
-Y la etapa de agotamiento: Si las consecuencias adversas se mantienen durante un periodo de tiempo superior a lo que el organismo puede soportar. Se pierde la resistencia.
A su vez, el estrés tiene una serie de consecuencias:
- Trastornos coronarios
- Trastornos respiratorios
- Trastornos inmunológicos
- Trastornos endocrinos y metabólicos
- Trastornos sexuales
- Trastornos gastrointestinales
- Trastornos dermatológicos
- Trastornos musculares
- Y Trastornos psicopatológicos
Más allá de las consecuencias a las que nos puede derivar, existen estrategias para afrontar el estrés.
Lo primero que debemos tener en cuenta, es que el “estrés en sí no es malo”.
No es malo ya que nos ayuda a maximizar los recursos energéticos de nuestro cuerpo para sobrevivir en situaciones amenazantes.
El problema es actuar de forma repetida ante mil situaciones cotidianas sin importancia…entonces la respuesta de estrés será crónica y puede tener efectos negativos de salud.
Sentirse estresado depende de cómo tú interpretas la situación estresante y de los propios recursos que tú crees que tienes para afrontarla.
Además, la interpretación de una situación estresante hará que se active o no la respuesta de estrés. La clave es adquirir estrategias de afrontamiento para el estrés, con el objetivo de no pasarlo tan mal y para evitarnos consecuencias físicas y psicológicas.
También debemos hacer uso de emociones adecuadas ante la solución de problemas, llevar un control emocional adecuado del equipo de trabajo, poseer patrones de conducta y estilos de afrontamiento, también tener Inteligencia y autocontrol emocionales y por último saber cómo actuar positivamente en condiciones constantes de estrés.
En el estrés, también podemos observar diversos patrones de conducta.
En cuanto a las variables personales, podemos encontrar:
-El patrón de conducta tipo A. Este se caracteriza por ser una lucra crónica por lograr o conseguir un gran número de cosas en el menor tiempo posible…urgente / competición / autoexigencia/ afán de logro / …etc.
Estas personas son vulnerables a padecer trastornos cardiovasculares
En cuanto a los procesos fisiológicos: estas personas padecen aumento adrenalina, noradrenalina y glucocorticoides en el torrente sanguíneo.
-El patrón de conducta tipo C. Referido a personas excesivamente serviciales a los demás, planificadoras y con dificultad para reivindicar o defender sus derechos. Paciencia / Sumisión / Evitación de conflictos / Búsqueda de armonía.
Están a la defensiva, suprimen la expresión de emociones, no se enfrentan a tensiones en el ámbito laboral. Indefensión / Desesperanza
Son vulnerables a padecer trastornos, más vulnerables a sufrir cáncer.
Ahora hablaremos de la asertividad. Ésta se postula como un método muy eficaz para afrontar el estrés.
Tengamos en cuenta que la interpretación de una situación estresante hará que se active o no nuestra respuesta asertiva. Para poder utilizar correctamente la asertividad debemos:
- Realizar un uso adecuado de la técnica de “manejo de estrés”
- Colocar límites (animarnos a decir que “no”)
- Producir un cambio en el patrón de pensamiento con tendencia negativa, a otro más realista
- Utilizar la técnica de resolución de problemas
- Implementar un adecuado equilibrio entre el tiempo dedicado al trabajo y el tiempo dedicado a la recreación y el ocio
- Y aprender a delegar, renunciando a la idea de querer controlarlo todo, debemos evitar el perfeccionismo
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