El trabajo en equipo es una herramienta esencial en el progreso de cualquier empresa, y de casi cualquier actividad que se realice. Entre otras cosas, permite la fusión de muchos perfiles distintos, aunque complementarios, que facilitan una productividad eficaz y de calidad. Por ello, en este blog, con la ayuda de María Luz Pomares, psicóloga organizacional, queremos mostrar los diferentes tips para tener en cuenta a la hora de incrementar la producción de tu equipo de trabajo.
El primer paso consiste en organizar reuniones productivas que sirvan para solucionar problemas. Para ello, realizaremos varios pasos, primero nos preguntaremos si es imprescindible organizar esta reunión. Definiremos el objetivo de la reunión y los temas a tratar en esta para aprovechar al máximo el tiempo que invirtamos, y poder así sacar el máximo partido del encuentro. Lo siguiente será convocar a los asistentes y asegurarnos de que están bien informados. Algunos consejos son: comenzar y terminar la reunión con puntualidad. Recordar el propósito y el programa de la reunión. Fomentar la participación y tomar apuntes. Concretar las conclusiones y, por último, llevar a cabo un seguimiento.
En este sentido, el refuerzo positivo también es importante. Debemos tener en cuenta las siguientes pautas:
- Los elogios deben ser sinceros para que produzcan el resultado esperado.
- No debemos confundir el elogio con la adulación artificial, que resulta siempre fingida.
- No excedernos en los elogios. El trabajador puede sentirse desbordado y tener miedo de no estar a la altura de las circunstancias.
- Personalizar el mensaje y no utilizar frases genéricas, que son más impersonales.
- Debe hacerse en su contexto.
- Es fundamental evitar pedir favores al trabajador o darle instrucciones al mismo tiempo que le elogiamos por algo.
Delegar es algo fundamental en la productividad de los equipos, pero hay que hacerlo con eficacia. Para ello hay un proceso determinado:
- Definir los objetivos. Ten presente qué tareas hay que realizar y qué objetivos deben cumplirse.
- Sentar todas las bases e invertir suficiente tiempo en formación y capacitación. Nuestra explicación debe tener la claridad suficiente para que el equipo comprenda con qué herramientas, dónde, cómo, cuándo y por qué le solicitamos que realice sus labores.
- Delegar siempre la responsabilidad y otorgar confianza para que sienta la máxima seguridad.
- Para rendir correctamente, el equipo debe recibir seguridad y motivación.
- Concretar el final de las acciones.
- Compartir el resultado. Tanto si en el desenlace hay éxito como si no lo hay, hemos de ser capaces de repartir las consecuencias.
- Si es un logro, y finalmente el resultado es exitoso, felicitaremos a todos los que han contribuido.
- Si, por el contrario, el resultado no es el esperado, no debemos culpabilizar por completo al equipo; si hemos delegado también tendremos parte de la responsabilidad.
Un trabajador feliz es mucho más productivo, por ello, es muy importante consolidar un buen clima laboral. Para ello, algunas de las acciones que podemos llevar a cabo son:
- Fomentar el trabajo colaborativo: cooperar en lugar de competir.
- Ofrecer autonomía.
- Contribuir a la conciliación familiar.
- Comunicación asertiva, con empatía y creando un clima de respeto.
- Construir un espacio físico agradable que fomente espacios de colaboración.
- Escoger un buen líder.
- Establecer una política de refuerzo y reconocimiento al trabajo excelente.
El ser humano es un ser comunicativo por naturaleza, tanto es así que favorecer la comunicación interna dentro de la empresa desembocará en una producción mayor de los grupos de trabajo.
Asimismo, se aconseja favorecer una comunicación honesta, es decir, hay que compartir con el equipo información sobre los planes estratégicos, datos sobre la compañía relacionados con los estados financieros y, en general, todos los objetivos de la empresa. Debemos impulsar una política de puertas abiertas para que cualquier necesidad de los colaboradores se pueda elevar directamente al departamento de Personas.
En cuanto a los objetivos, debemos definirlos con claridad. Todo equipo necesita un líder que sea capaz de involucrar a su equipo en la toma de decisiones y de impulsar el reconocimiento grupal, así como de celebrar los logros. Esto será posible si permitimos que los empleados vean resultados en tiempo real, y si compartimos no solo las responsabilidades, sino también los triunfos. En este sentido, la confianza es la clave del éxito del trabajo en equipo.
La motivación es fundamental, por ello, debemos plantear proyectos individuales. El mayor esfuerzo para fidelizar a los empleados debe dirigirse al desarrollo del talento dentro de la organización con planes personalizados, para fomentar que el trabajador participe con iniciativas que aportan valor a la organización.
A medida que el colaborador vaya adquiriendo más competencias, mayor será el nivel de desempeño en su puesto de trabajo y mayor su responsabilidad, lo que provocará una mayor fidelización a la organización.
Y, por último, para mejorar nuestro equipo de trabajo será necesario invertir en planes de formación con el objetivo de fomentar el compromiso de nuestros empleados y que ellos tengan a su vez mayores y mejores oportunidad de crecer y promocionar.
En caso de una nueva vacante en la empresa, lo ideal es cubrirla con personal interno, en lugar de contratar una persona de fuera. Así, nuestro equipo tendrá posibilidades de crecer y promocionar, aumentando la motivación en el trabajo, ya que la empresa ofrece nuevas oportunidades.
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